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Opinión

Personajes típicos de Costa Rica

Si echamos la vista atrás, en Costa Rica contamos con un pasado excepcional de personajes típicos, que aún hoy, recordarlos resulta muy agradable. Estos personajes fueron luceros de la calle, algunos con arte, con colores y con sonidos. A medida que vamos retrocediendo en la lejanía, quienes los conocimos, los disfrutamos y hoy, hasta parece estarlos viendo en los mismos lugares.

 

Comienzo esta lista con un personaje pequeñito, el enano Beto, payaso y torero que tuvo la mala suerte de morir en el redondel de Plaza González Víquez. Cuando el circo Atayde vino a nuestro país en 1945, uno de los payasos enfermó, era pequeñito y necesitaban con urgencia reemplazarlo. Beto, que reunía las condiciones hizo el papel, tan bien hecho, que quedó contratado. Después, todos los circos que nos visitaron, lo contrataban. Ya con edad, con unos “copetines” de más, un toro lo envío a la pila de agua (famoso burladero para los toros) y ahí, murió ahogado cuando el toro no se alejó.

 

El segundo es Pespuntes, que formó una orquesta con instrumentos musicales, entre ellos, tambor, platillos, trompeta, dulzaina, guitarra y maracas.

 

Sin duda era un genio entre entonación y desentonación. Las personas echaban monedas de cinco y diez céntimos en un sobrero que tenía a la par de su conjunto.

 

El tercero es Azulito supuestamente un músico que perdió sus facultades mentales. Azulito, muy querido, se fue a la calle en busca de cintas color azul. No aceptaba dinero, sólo comida y las tiras azules que utilizó en la frente, en el tórax y en la cintura. No hablaba, callado fue siempre muy servicial, ayudando a las señoras con las bolsas de verduras al salir del mercado. Creo que Azulito murió de neumonía un diciembre sentado en un parque de la ciudad.

 

El cuarto es Lengua de Vaca llamado así por su lengua tan grande, que caía sobre su tórax como corbata. Cuando lo hacían enojar, la hacía aún más larga, sin pasar de ahí. La quinta es Trotes, mujer con las plantas de los pies más grandes que he visto. La molestaban, la hacían enojar, perseguía a las personas dejando escuchar el sonido de sus pies como castañuelas. A quien atrapaba, le jalaba del pelo bajándole la cabeza hasta sus pies. Era descalza.

 

El sexto es Cazadora, tenía una pequeña manivela, dos espejos retrovisores, una corneta, descalzo, viajaba todos los días de Cartago a San José y viceversa, pasando por paradas donde preguntaba: ¿Quién va para Cartago?, suban, suban a la cazadora. En las esquinas tocaba la corneta haciendo los altos con movimientos de amortiguación. Era respetuoso de las leyes del tránsito, no como ahora. El sétimo es Muñeca, si la hacían enojar decía palabras feas. Vendía rifas para ayudarse a seis reales el número. El premio mayor era de cinco colones, eso sí, el ganador de la rifa que se presentara por el premio, le “llovía”. En la Soda Palace tenía su centro de operaciones, era nocturna, muy querida, pequeñita, con “fondillo” grande, deformado, usaba delantal y enaguas por abajo de la rodilla, con las piernitas corvetas.

 

El octavo es Vitola, alta, delgada como la espina de un pez. La palabra ‘vitola’ la enojaba mucho y llamaba a la policía. Los uniformados le daban pelota asustando a quienes la molestaban, después se tranquilizaba. El noveno es Sardina, chofer de bus pequeño de Sabana-Cementerio. Usaba una gorra negra, gordo, sentado como en suelo, frente a la manivela, muy estrujado. Cuando le decían Sardina por lo “comprimido” se enojaba tanto que abandonaba el pasaje para perseguir a quienes lo insultaban.

 

El décimo es Yuca, hincha de la Selección Nacional de Fútbol. Tenía los pies corvetas, pequeño, con boina. En el estadio los aficionados lo ponían a practicar “series”, al terminar lo aplaudían. La Selección lo premió llevándolo a Honduras.

 

El onceavo es Marito Mortadela, simpático, sonriendo, muy bueno, cuidaba la vaca que le regaló la Municipalidad de San José. Tocada “desafinadamente guitarra” y cantaba con entusiasmo. Alegró el bulevar de la Avenida Central por muchos años hasta que murió ahogado con pollo que le impidió respirar.

 

Todos ellos, en su momento, fueron alma y vida de esta ciudad que hoy cambió tanto. Ya no es el típico personaje que invadió como el aire fresco la profundidad del alma con gotas de rocío perfumando pétalos vida. Ahora los personajes son otros que asaltan y terminan con la vida de los seres humanos.

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Viernes 30 Enero, 2015

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Eliseo Valverde Monge

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