Derrota y crisis de la socialdemocracia

La globalización representa muchos retos en el mantenimiento de solidaridades y en la organización de una política nacional. La internacionalización de las inversiones, la producción y el consumo entra más y más en contradicción con la base nacional de los sistemas fiscales, que tienen que asegurar una solidaridad mínima con las finanzas de los Estados de Bienestar. En la última década, gobiernos de izquierda han ascendido al poder en un número importante de países, señalando la insatisfacción popular con una globalización que es dramáticamente excluyente y sin piedad. Esto supone que las políticas neoliberales generaron en países en vías de desarrollo procesos de empobrecimiento generalizado de las masas y una escandalosa profundización de la brecha entre ricos y pobres.

No obstante la socialdemocracia era fuerte e influyente por haber contribuido durante décadas al crecimiento económico y la reducción de las desigualdades, utilizando el potencial creativo del mercado, la capacidad redistributiva y la gestión macroeconómica del sector público sobre pilares sólidos que legitimaron su acción política.

Está claro que la socialdemocracia en Latinoamérica ha atravesado cambios de perspectiva que la alejaron de su objetivo principal, que es llevar bienestar al pueblo y que intentan recuperar como reivindicación permanente de las causas mayoritarias.

La socialdemocracia se ha debilitado en una Costa Rica políticamente más fragmentada y con posiciones divergentes, lo cual hace difícil su liderazgo para lograr un cambio de gobernanza que siente las bases económicas y sociales de un nuevo contrato social.

Para empezar, el cambio generacional definitivamente es un imperativo, no como dice don Francisco Antonio Pacheco que no es necesario porque en la política no existe edad -por supuesto que el cambio generacional implica una trasformación no sólo política, sino social-, es decir que desde la política logremos cambiar la mentalidad y haya cada vez más ciudadanos participando.

Cuando se habla de cambio generacional no sólo implica un cambio de estafeta o de personas, es el cambio completo de actitudes, visiones, personas, principios, desde la perspectiva del análisis y del diagnóstico que permita a todos aprender de las experiencias exitosas y de los errores.También supone un cambio de pensamiento, pasar de los tradicionales políticos a los modernos, con altura de miras, que no vean el beneficio personal o grupal o sectorial como requisito indispensable para participar en política, donde las prácticas del abuso y traición dejen de ser parte del vocabulario.

Por último, el cambio generacional es muy amplio, queremos políticos innovadores, claros, trasparentes, creíbles y honestos. Hay que modificar el lenguaje y erradicar el clientelismo político para dar paso a la ciudadanía responsable y participativa.

*Director ejecutivo Asociación Salvemos El Río Pacuare

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Viernes 30 Enero, 2015

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Luis Fernando Allen Forbes* / [email protected]”[email protected]