Un grupo de inversionistas denuncia penalmente a un iraní-estadounidense identificado como Cyrus por estafa mayor y otros delitos, y tras 4 años de estar fuera del país es capturado en mayo del 2014 en el Aeropuerto Internacional Juan Santamaría mediante una orden de captura en su contra.
Horas después es llevado a las celdas del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), mientras esperaba las medidas cautelares correspondientes, las cuales son fijadas finalmente en prisión preventiva.
No obstante, durante la noche del 2 de mayo del año pasado Cyrus se queja de problemas de salud y supuestamente lo trasladan al Hospital Cima, donde lleva internado casi 9 meses bajo la supuesta custodia de la Fuerza Pública, aduciendo presuntos padecimientos físicos, manteniéndose fuera de la cárcel, donde debería cumplir la respectiva prisión preventiva.
Dicha sanción fue confirmada en tres ocasiones por los jueces penales debido al inminente peligro de fuga, la cantidad y gravedad de los delitos que se le imputan y la abundante prueba existente de la comisión de esos crímenes contra los inversionistas.
Fue en el 2007 cuando un grupo de empresas dedicadas a la inversión en bienes raíces decidió iniciar negociaciones con Cyrus, con el fin de adquirir una serie de propiedades, desarrollar proyectos hoteleros y de atracción turística de alto nivel en diversas zonas del país.
AMIGOTES INFLUYENTES
El extranjero se hace pasar por un médico cirujano reconocido y con grandes influencias en este país, como la amistad que le une con un hermano de un expresidente de la República, lo que generó confianza de los inversionistas y sus empresas.
Una vez que cayeron en la trampa y engaños, los inversionistas envían más de $10 millones a diversas cuentas bancarias de Cyrus, a fin de que procediera con la compra de varias propiedades en Caldera, Quepos, Alajuela y Santa Ana.
Los terrenos donde se pretendía invertir eran extensos, sin embargo dicha situación nunca aconteció y a pesar de los constantes envíos de dinero, el extranjero nunca aportó la documentación necesaria que acreditara a dichos inversionistas como titulares válidos de las fincas en que supuestamente invirtieron altas sumas de dinero.
Después al no haber recibido ninguna propiedad y tampoco obtener lo prometido deciden investigar el destino de sus dineros y descubren que las propiedades en las que invertirían pertenecen a sociedades controladas plenamente por Cyrus e incluso nunca se compraron o se hipotecaron por altas sumas de dinero.
Claramente los capitalistas entendieron que los había engañado y que su dinero se utilizó para adquirir propiedades, pero para su beneficio, y nunca cumplió con lo que les prometió.
