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Espectáculos

Vive la Navidad “pasito a pasito”

  • Flory Solís los colecciona desde hace 27 años. A la par su portal chineado

  • Estos son algunos de los más pequeños

  • Los pasitos están ubicados en un cuarto de la casa

  • La coleccionista aún no sabe cuándo terminará de comprar

Una educadora pensionada lleva 27 años coleccionando pasitos que suman nada menos que 606 de diferentes partes del mundo. Se trata de Flory Solís, quien asegura que en cualquier época del año los compra y además tiene como cómplices a sus familiares y amigos quienes se unen a su “locura” de casi tres décadas.


“Todo empezó por uno que un estudiante le regaló a mi hija y como ella no tenía donde ponerlo me lo obsequió y así inició”, subrayó la profesora de Estudios Sociales.


El pasito, según narra Heidy Aguilar, lo recibió de un chiquito que no recuerda su nombre pero que significó mucho porque fue el primer año de trabajo de ella y después cada año los pasitos llegaban como regalos de sus estudiantes y pasaban a ocupar la colección de su mamá.


La colección guarda un requisito es que los pasitos son de tamaño pequeño para ubicarlos en un cuarto que tiene separado de la casa, donde inclusive hay una biblioteca de su esposo Oscar Aguilar, que podría recibir la notificación de desalojo porque conforme crece la colección se necesita de más espacio.

 

PARA TODOS LOS GUSTOS

 

Dentro de la lista de pasitos los hay desde uno hecho en una prensa de ropa hasta otro elaborado en cristal y traído desde Italia, sin embargo, para la coleccionista todos tienen un significado que es el nacimiento de Jesús.


“Creo que mi admiración por los pasitos se vio influenciada por la gran devoción que profesó mi madre a la Sagrada Familia”, detalla la educadora.


La compra de pasitos para esta coleccionista vecina de Rohrmoser no se limita sólo a la época de diciembre sino en cualquier momento cuando se encuentre con alguna venta; eso sí, trata de comprar aquellos que no tiene en su colección.


Los materiales con que están elaborados son vidrio, sal, porcelana, acrílicos, semillas; inclusive tiene uno en una cáscara de nuez , hay otros que están labrados en troncos por indígenas de Brasil.


Hay otros que vinieron directamente de Jerusalén, inclusive con tierra santa, hasta de la Catedral de Sal de Colombia tiene, uno de ellos con el tiempo se derritió.


“Lo lindo es que este gusto de mamá por los pasitos hace que amigos nuestros que no la conocen le envíen pasitos para que los añada a su colección”, subraya su hija mayor Heidy Aguilar, quien también es educadora.


La semana pasada una persona que se enteró por Facebook de la colección de doña Flory llamó al esposo para preguntarle la dirección de la casa y le llevó hasta la puerta un pasito italiano que ya está ubicado dentro de los estantes.


Llama la atención que, a pesar de los terremotos ocurridos, ninguno de los pasitos se ha dañado. “Se han movido un poco pero nada más. Están protegidos por el de arriba”, destaca con seguridad doña Flory.


Mario Montes un exalumno de la educadora se encontró con ella años después como sacerdote y le obsequió un pasito de madera de olivo de Jerusalén.


Una semilla de un árbol, un abrelatas, una concha, una cáscara de huevo de codorniz y de gallina son algunas de los materiales en los que se puede apreciar la colección de pasitos cuidadosamente acomodados a lo largo y ancho de la pared, en un cuarto que dejó de ser de estudio para convertirse en paso obligado de los visitantes de la familia Aguilar Solís.


“Al tener pasitos de tantos lugares siento que tengo representación cultural de muchos países que he visitado y eso tiene que ver mucho con lo que estudié”, detalla Solís, quien fue profesora en el Liceo Luis Dobles Segreda, en Sabana.


Otra cosa importante es que la hermosa colección de pasitos no se guarda en cajas ni después de que pasa la Navidad, sino que perdura durante todo el año.

 

PORTAL CHINEADO

 

Dentro de los tesoros de doña Flory está un portal que lleva con ellos nada menos que 50 años. “Ese lo compramos cuando mi esposo hizo el doctorado en España; nos fuimos en setiembre y para esa Navidad lo compramos, sin musgo, ni nada, porque no conseguimos y desde entonces no lo cambiamos por ninguno”, detalla la educadora, quien recuerda que cuando se vinieron de España el portal fue embarcado con sus maletas, sin embargo, estuvo perdido por seis meses.


De acuerdo con Solís afortunadamente después de varios meses de perdido el portal llegó a sus manos y aunque debió ser reparado desde entonces no hay ningún portal que lo sustituya.

PERIODISTA:

CRÉDITOS: Fotos: Auxiliadora Zúñiga

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Sábado 20 Diciembre, 2014

HORA: 12:00 AM

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