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Nacionales

“La gente esperaba cambios muy rápidamente”

Iary Gómez se reunió con el presidente Luis Guillermo Solís y ampliaron las circunstancias en que se ha desempeñado desde el 8 de mayo

El resultado de las elecciones presidenciales fue doblemente sorprendente, pues el candidato liberacionista se retiró de la contienda y Luis Guillermo Solís fue electo, contra todos los pronósticos, presidente de la República.

 

Su plan de ofrecer cambios causó reacciones en todo sentido desde el propio 8 de mayo, se efectuaron pero no como los ticos esperaban. Hoy reclaman engaño, inacción, pero se mantiene la expectativa por el giro que ha tomado el gobierno.

 

Ante esto Solís dice que la administración se mueve y dará resultados, pero apunta a la transición del gobierno y los profundos cambios que debió hacer mientras saltaba las zancadillas de sus adversarios políticos.

 

En ese contexto Iary Gómez, gerente general del Grupo Extra, se reunió con el jefe de Estado para conversar sobre los pasos de su administración.

 

 

¿Cómo han sido los primeros 8 meses de gobierno teniendo en cuenta las polémicas que han surgido?

 

- Ha sido un gobierno que no ha tenido descanso porque desde el inicio hemos estado atendiendo una gran cantidad de temas, algunos más conflictivos. El acomodo de un gobierno que surge de un partido que nunca había gobernado, en el marco de dos gobiernos consecutivos de Liberación Nacional y con una serie condiciones de atraso en obra pública, presupuesto, tema fiscal y una economía que crece lentamente, es algo que no se podía resolver de la noche a la mañana y sin turbulencia. Los enfrentamientos sociales, los políticos han sido más intensos, se resolvió la huelga, la situación en Salitre porque pudo haber sido peor, se contuvo la crisis de Moín con relativa calma si se compara con incidentes anteriores.

 

¿Por qué ha sido más intenso en la parte política?

 

- Ha habido un enfrentamiento mucho mayor expresado principalmente en la Asamblea Legislativa y muy particularmente en el PLN, que ha asumido un actitud muy beligerante ante la nueva administración. Esto no quiere decir que no ha habido diálogo, pero ha sido un diálogo que yo calificaría de tenso, no ha sido cordial, como con otras fracciones.

 

¿Hay asuntos específicos por esa reacción?

 

- Yo diría que tiene tres grandes focos: el presupuesto, que consumió 5 de los 8 meses, creando un debate como pocos en el país. El segundo tema tiene que ver con la transición política, acusaciones de persecución y los movimientos que eso ha generado desde la Asamblea Legislativa. En tercer plano, las divergencias importantes sobre las condiciones en que el gobierno asume y el país convive hoy, esto tuvo como principal eje el informe de los 100 días. Eso tiene un fondo político de lo que llamé en su momento “la finca encharralada”.

 

¿Esperaba esa reacción con la presentación del informe?

 

- Sí, pero esa decisión se tomó en campaña. Yo lo anuncié antes pero Liberación pensaba que íbamos a perder, entonces en aquel momento no hubo las mismas reacciones como en el momento, que fue evidente que se iba a presentar. Eso produjo una oleada de reacciones del PLN acompañadas por sectores afines a ese partido fuera de la Asamblea Legislativa, pero se agudizó después del informe, se dijo que el gobierno iba a quedar de rodillas.

 

¿Se han acercado en algún momento?

 

- Ellos dicen que se acercan, conversamos con ellos y ¡pa!, disparan y se van. Eso está a la base en muchas ocasiones en decisiones que he tenido que tomar, aunque hubiera preferido tiempos más largos para llegar a eso. Un ejemplo claro fue el levantamiento del veto a la Reforma Procesal, que quería postergar para dar chance a una negociación un poco más tranquila, pero me di cuenta que al hacerlo corría el riesgo de que el PLN saboteara el proyecto y eso no lo podía permitir porque incluso los líderes liberacionistas reconocen que es un proyecto positivo.

 

Su popularidad baja, la población reclama que no ha cumplido las promesas de campaña, especialmente los cambios.

 

- Hay un desgaste importante que se mira en las encuestas, que es recuperable, en estos 8 meses el movimiento de cambio no se ha dado tan rápido como hemos querido y como la gente esperaba. Creamos una expectativa de cambio en la campaña que no ha tenido correlato con lo actuado en este tiempo, se han hecho cambios importantes, se han tomado decisiones que van a marcar una ruta importante que se verá el próximo año. La comunicación es un talón de Aquiles que no hemos resuelto y hay que resolver rápidamente, y con sinceridad no hemos sido capaces de trasladar con claridad mucho de lo que se ha hecho. Muchos de los cambios que la gente espera requieren una plataforma de transición que estamos construyendo.

 

¿Pide más tiempo a los costarricenses?

 

- No. Sería terrible, ellos van a decir “usted sabía en lo que se estaba metiendo y ahora pide más tiempo”. Hubo un tiempo razonable, pero ya estamos en el borde final, lo que puedo pedir es entendimiento del papel que debe jugar la ciudadanía junto con el gobierno en muchos de esos temas, como el tema fiscal. Yo debo pedir escucha y entendimiento sobre las propuestas.

 

¿Cómo se va a manejar la negociación con la Asamblea Legislativa?

 

- La fragmentación que hay ahora va a aumentar en el futuro. Mi gobierno o cualquiera que hubiese sido electo iba a enfrentar esa condición son 5 bloques de poder casi del mismo tamaño y uno de ellos constituido por partidos unipersonales. Eso significa que hay que negociar, negociar y renegociar una y otra vez para armar mayorías con unos y otros partidos. Es tan difícil alcanzar mayoría que cualquier partido puede boicotearla.

 

¿Qué tan desgastado queda después de pelear por su ministro de Presidencia, defender el presupuesto y el levantamiento del veto?

 

- Yo me siento bien, el trabajo del gobierno está dentro de los márgenes de lo esperado, no he visto nada extraordinario excepto la reacción del sector empresarial frente a la Reforma Laboral. Ha ido mucho más allá de lo que yo esperaba, no veo lo que ellos están diciendo, el país que están pintando, el gobierno radical que están señalando no existe. Yo no quiero estar separado con el sector productivo por su importancia en el país. Algunos diputados se han excedido en su crítica al calor del debate, creo que el desgaste es una realidad de la política.

 

¿Quiere cerrar su mandato siendo popular?

 

- A veces gobiernos muy populares terminan horriblemente impopulares y a veces gobiernos que arrancan bien se debilitan en el proceso, recomponen al final y sacan la tarea. Creo que vamos a tener un gobierno y así será hasta el final, no sé cuán popular va a ser, pero espero cumplir con lo que prometí. Eso es un proceso de 4 años, no de 8 meses.

 

¿Con el decreto de la Reforma Procesal Laboral cambió el rumbo del país en materia de trabajo por 6 votos en la Asamblea Legislativa?

 

- No, lo ratifiqué. No en un sentido general, eso está por verse, dependiendo de lo que hagan los diputados. Lo que hice fue levantar un veto que viabiliza un debate respecto a la más trascendental de las reformas que se han visto en el ámbito laboral desde los años 40. Ese mérito no es mío, es de las personas que trabajan en ello por 15 años, incluidos los partidos políticos y el sector privado. He dicho al país que tenemos una oportunidad extraordinaria de cumplir con lo que han dicho los organismos internacionales y la Sala Constitucional sobre las condiciones en que viven muchos trabajadores de este país.

 

¿Por qué la enérgica reacción del empresariado?

 

- El enojo de las cámaras ha sido excesivo porque los riesgos que ellos mismos ven en la propuesta no existen en algunos casos y en otros pueden evitarse con las modificaciones de la Asamblea Legislativa, las mismas que ellos estuvieron negociando hacia el final de la administración Chinchilla.

 

¿Le preocupa que lo relacionen con la investigación de Petrobras?

 

- No me preocupa, no tengo nada que ver en el asunto. No tuve contacto con la empresa, no tengo nada que ver con eso. Me sorprende la magnitud del caso porque esa empresa es un ícono de Brasil, hay muchas lecturas que se pueden hacer. Mi nombre ahí parece asociarse con una amenaza, más que con un objetivo de apoyo político. Yo era el opositor de Araya, pero no hay nada claro.

 

¿Mantendrá la misma línea en las relaciones diplomáticas con Nicaragua?

 

- Tenemos tres procesos en la Corte. Uno de ellos, creo yo, le dará la razón a Costa Rica por la usurpación e invasión de territorio; creo que la Corte va rectificar eso, antes no quiero dar pie a que se sugiera, se piense o se imagine que estoy aviniéndome con el Gobierno de Nicaragua para un arreglo extrajudicial, eso es gravísimo. No puedo ir a Managua a sentarme con Ortega, eso no significa perseguir a los nicaragüenses, echarlos del país, acosarlos por las visas cuando están trabajando en la zafra del café, las naranjas. Eso no lo voy a hacer por razones de derechos humanos, tenemos un compromiso con eso y porque el país los necesita.

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Viernes 19 Diciembre, 2014

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