La disponibilidad de caudales, vulnerabilidad del recurso hídrico y la gestión de la institucionalidad ambiental siguen en retroceso pues la contaminación persiste en las emisiones, situación que tiene molestos a cientos de ecologistas.
Según el Informe Estado de la Nación, desde el 2006 las personas se han organizado aún más para expresar su descontento con la situación que vive la naturaleza actualmente en un país que posee el 4% del total de las especies a nivel mundial.
“Entre 1994 y 2013, de un total de 8.415 acciones colectivas sobre diversos temas, 486 (un 5,8%) fueron motivadas por asuntos ambientales. En la última década la protesta social en esta materia ha sido creciente, pues pasó de un 1,8% al 7,0%”, recita el Informe.
Entre 2010 y 2013 se reportaron 188 protestas, siendo el 2011 el más conflictivo con 63 de ellas.
MOVIMIENTOS FAVORITOS
Los grupos protestantes tienen sus estilos para hacerse escuchar y, redacta el documento, que las declaraciones públicas, bloqueos y motines o concentraciones acumulan el mayor porcentaje (juntos representan el 56,6% y el 57,2% del total de las movilizaciones, respectivamente).
“Se trata de un tipo de protesta que busca resolver, por medios institucionales, en mayor medida que las demás. En el 93,4% de las acciones colectivas sobre asuntos ambientales no hay reportes de presencia o uso de la fuerza policial”, detalla.
Sin embargo, muchos manifestantes denuncian intimidación por su posición a iniciativas como estas.
La diversidad de Costa Rica genera millones de divisas anuales por aquellos turistas que quieren salir de sus rutinas, principalmente, de los que necesitan despejar su mente de las bulliciosas ciudades, escogiendo nuestro país como principal destino pues, además de ser el más feliz del mundo, también es muy conocido por sus atractivos. Pero no todo es color rosa.
En el Informe, con base en la metodología de Global Footprint Network, se realizó una comparación entre los recursos disponibles, la capacidad productiva del territorio, su ritmo de regeneración natural (biocapacidad) y el uso real que la población hace de ella (huella ecológica), resultando que la brecha entre estos dos últimos se hace aún más amplia.
Para el estudio se consideraron a 153 países divididos en tres categorías de ingreso: alto, medio y bajo, ubicando a Costa Rica en el segundo.
Al ordenarlos de menor a mayor en cuanto a huella ecológica, por persona, Tiquicia ocupa la posición 89, significando que el consumo es promedio y, si se posicionan de mayor a menor biocapacidad, se ubica en el 64.
Esto significa que Costa Rica tiene un área muy pequeña para el ritmo de uso, resultado un “país insostenible, pues sus patrones de consumo son semejantes a los de países más grandes, más productivos o con mayor biocapacidad”.
