Mónica Cascante es una ingeniera de 36 años que no puede ver una nueva Barbie porque de inmediato la compra. Tiene una colección que llega a las 600 muñecas e inclusive puede rajar que tiene algunas que son únicas en el mundo.
“La primera Barbie la tuve cuando tenía 6 años y luego poco a poco se me fue haciendo una ilusión, así cada vez que salía una nueva quería tenerla”, detalla la profesional, quien tiene una colección de muñecas que puede volver loco a todo un kinder.
Mónica tiene las 600 Barbies dentro de sus cajas originales en un cuarto, y sólo en ocasiones especiales las enseña porque le lleva tiempo sacarlas y volverlas a guardar. Además no las tiene exhibidas para protegerla de la humedad.
Aunque no tiene hijas, asegura que no las prestaría porque son de materiales especiales como porcelana con vestidos y adornos muy finos. Aparte de que muchas de las muñecas de la colección son ejemplares que no son para jugar, sino para personas como ella que las coleccionan.
La mayoría de las muñecas las consiguió en los Estados Unidos y otros mercados secundarios como coleccionistas. Tiene una muñeca valorada en $1.500 más de ¢800 mil, reconoce que no la compró a ese precio, pero tiene ese valor por ser de una edición limitada; la fábrica sólo sacó 1.000 muñecas en todo el mundo.
“La verdad que no sé como empecé la colección, cada año me ilusionaba la nueva que sacaba Mattel y cuánto más sofisticada más me encantaba y hacía lo que fuera por conseguirlas. Sólo las vendería en un caso muy calificado, de lo contrario seguirán conmigo hasta donde llegue”, detalla la vecina de Pavas.
NACE UNA ESTRELLA
La historia de las Barbies inició cuando la estadounidense Ruth Handlers le surgió la idea de crear una muñeca entre los 16 y 20 años de unos 29 cm, que las niñas pudieran vestir a su gusto. Es así como funda junto con su esposo Elliot Mattel la empresa que tuvo su nacimiento el 9 de marzo de 1959 con la muñeca Barbie en honor a su hija.
La empresa quería ofrecer a las niñas una muñeca que significó romper todos los moldes, una muñeca diferente.
La presentación de la primera se hizo en la Feria Anual del Juguete en Nueva York y la respuesta fue tal que la empresa tuvo problemas en sus primeros años para abastecer el mercado que rompió con los cálculos hechos por sus fabricantes.
A partir de la fecha de su nacimiento la fama de Barbie creció y creció hasta el punto que es una de las muñecas más vendidas en el mundo.
CREACIÓN Y DISEÑO
Detrás de cada Barbie existe un grupo de más de 500 especialistas que trabajan en el centro de investigación y desarrollo de Mattel, en Los Ángeles, Estados Unidos y precisamente es el diseño de su ropa y accesorios lo que cautivó a Mónica Cascante, que se cree es la tica con la mayor colección de muñecas.
Precisamente Mónica compartió su colección en el té que Cemaco organizó en su tienda de Rohrmoser en octubre pasado con el fin de que las amantes de este juguete conocieran su preciada colección, que para ella es una forma de recordar la linda infancia que vivió y que siempre guardará con mucho cariño.
PRIMERA BARBIE EN C.R.
En Costa Rica la muñeca llegó al mercado en 1978 incorporándose en la lista de 140 países donde más se vende el juguete.
El cuerpo del juguete se logra por el sistema de inyección del plástico y su cara es pintada a mano con seis o siete tonalidades distintas de tinta.
El pelo es implantado a mano y sus vestidos también son cocidos manual mente y a pesar de su tamaño la ropa se asemeja a la de la vida real.
BARBIE MÁS CARA
De acuerdo con la coleccionista, la muñeca más cara del mundo se subastó en el año 2010 y fue vendida en ¢166.800.000 porque llevaba nada menos que un diamante diseñado por el australiano Stefano Canturi.
Canturi necesitó un mes en confeccionar el estilo de la muñeca, escogiendo su peinado, el vestido y por último el collar que lució la Barbie.
El ejemplar fue único y el dinero recaudado se usó para una fundación contra el cáncer de mama.
