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Opinión

Editorial

Es lamentable la situación que a diario viven casi 345 mil personas en el país, pues para poder sobrevivir solo cuentan con ¢48 mil por mes. Quienes tienen un plato sobre su mesa todos los días, y disponen de los servicios públicos básicos, difícilmente se imaginan la zozobra que enfrentan estas personas.

 

La pobreza extrema se está incrementando en el país, ya suman 94.810 los hogares que no cuentan con los recursos necesarios para comprar al menos los artículos de la canasta básica.

 

Es indignante la cantidad de niños y jóvenes que no pueden estudiar, pues sus padres no disponen de fondos para enviarlos a la escuela o el colegio, ya que a pesar de trabajar de sol a sol la plata no les alcanza.

 

Este incremento de la pobreza obedece, entre otros motivos, al cierre de operaciones de algunas empresas que de una u otra manera han afectado a la fuerza laboral del país. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), la pobreza aumentó 1,7% entre el 2013 y el 2014, pasando de 20,7% a 22,4%.

 

Todas las empresas, tanto nacionales como extranjeras, que han decidido cambiar de lugar sus operaciones, han dejado un hueco realmente sensible en la economía nacional, el cual para ser llenado se deberá trabajar muy duro.

 

Las autoridades deben hacer algo para procurar que estas personas salgan de este estado, pues aunque muchos le ponen ganas para superarse, las condiciones país no les ayudan mayor cosa.

 

Desgraciadamente estas condiciones predominan en las zonas rurales, en algunos casos porque son pueblos olvidados donde a nadie parece importarle lo que pasa, muchos de estos costarricenses se van a dormir sin nada en el estómago.

 

Antes la brecha entre la clase media y pobre estaba muy bien marcada, sin embargo ahora los recursos no alcanzan y las diferencias son cada vez menores.

 

El incremento en el costo de la vida, los aumentos que no representan una diferencia sustancial en los salarios y la falta de empleo, puede estar contribuyendo a todo esto.

 

Según el INEC, un 24% de los hogares pobres se enfrenta al desempleo, una cifra muy reveladora pues las personas que están dentro de la categoría de “no pobres” registran apenas un 6% en esta condición.

 

Ya es hora de que las instituciones de bienestar social velen para que la ayuda llegue a quienes estén realmente necesitados. Resulta indignante saber que en algunos casos le dan dinero para alimentación, vivienda o estudio pero la gastan en banalidades, cuando existen personas que lo aprovecharían de mejor manera.

 

Además, sirva este mensaje para que cada uno de nosotros nos pongamos la mano en el corazón y ayudemos a aquellas personas que requieren de nuestro apoyo; recordemos que manos que dan nunca estarán vacías.

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Sábado 01 Noviembre, 2014

HORA: 12:00 AM

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