Editorial
Muchas de las personas mayores se quejan de que algunos muchachos de las comunidades no estudian ni trabajan, o sea se convirtieron en los famosos ninis, pero lo que tal vez nunca se han puesto a pensar es que quizás nadie les enseñó que para cosechar éxitos se necesita luchar, que el gobierno ni las diferentes instituciones no tienen que darles todo a manos llenas, sin siquiera mover un dedo.
Hoy en día cada vez son más los habitantes de este país que asumen que el Estado les tiene que dar casa, estudio, alimentación y les debe solucionar todo en la vida, es necesario dejar de ser tan paternalistas y más bien proveer de herramientas que les permitan alcanzar sus objetivos.
Algo así como quien en lugar de darles los peces a los hambrientos lo que debe de hacer es facilitarles una caña de pescar y enseñarles a buscar su propio alimento.
Es precisamente por eso que la iniciativa Empléate, al igual que otros proyectos similares, les han venido a dar ese empujoncito a aquellos jóvenes que estaban esperando que el dinero y las oportunidades les llegaran hasta el sillón de su casa.
Otro de los puntos por reforzar es la educación que se les da en los hogares ,donde no se les puede permitir que dejen botados los estudios cuando se les ocurra, porque lastimosamente cada vez queda más demostrado que a quien no se prepara académicamente se le complica aún más conseguir trabajo y desarrollarse profesionalmente.
No es que los empleos estén sobrando, pero por lo menos ahora cada vez más empresas ingresan al país o expanden sus operaciones, por lo que las ferias para buscar trabajo cada vez son más frecuentes, lo que falta a veces son personas que cumplan con los requisitos.
Ya es hora de que los padres dejen de alcahuetear este tipo de situaciones, dándoles a sus hijos todos los privilegios, como ropa de marca, celulares último modelo y hasta plata para irse de fiesta; es momento de aplicar aquel dicho de las abuelas que dice: “El que no trabaja no come”.
Y no es que tengan que salir a partirse el lomo, pero sí cumplir con la tarea que de momento tienen asignada, la cual es estudiar y en algunas ocasiones por lo menos ayudar en las labores de la casa, pues a nadie se le va a caer un pedazo por hacerlo, y de esta manera se aliviana la carga de actividades hogareñas entre todos los miembros de la familia.
Si usted conoce a alguien así, amárrese los pantalones y de buena manera acérquese hasta este joven para incentivarlo a ser alguien en la vida, que estudie o trabaje para que se forje un buen futuro y no se arrepienta toda su vida de haber dejado pasar las oportunidades.
El cambio empieza desde la familia, no lo olvide, quizás una regañada o un empujoncito los va a convertir en los futuros presidentes o en las grandes figuras que destaquen en las diferentes áreas de la sociedad.
