Editorial
Una de las enfermedades más letales conocidas por el hombre se encuentra cada día más cerca de nuestro país. El ébola no es una enfermedad de países pobres; es una pandemia que sin distingo de grupo social, color de piel, religión o linaje, se mete en el cuerpo humano y lo va consumiendo poco a poco.
Pese a ser un mal que tiene muchos años de conocerse, es poco lo que se ha hecho para evitar que se expanda el contagio en el país. Será porque en aquel momento creímos que no era necesario, como también lo pensaron en países como Estados Unidos y España, donde el mal ya alcanzó a varias personas.
Ese temor que siente la comunidad, ante la falta de medios de contingencia, es el mismo que hoy están experimentando los microbiólogos del Hospital de Alajuela, quienes no se sienten preparados para atender una emergencia de este tipo pues no cuentan con el equipo necesario para hacerlo de manera adecuada.
Este reclamo se hizo sentir durante la capacitación que recibieron esta semana los profesionales, quienes además aseguran que el lento actuar del Ministerio de Salud respecto al problema los pone en desventaja, lo que además podría costarles la vida.
Y es que como una medida para abaratar los costos, el Gobierno decidió pedirle a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que compre el equipo técnico de protección que se requiere para atender la emergencia. De esta manera, será esta entidad la llamada a tramitar la compra de la indumentaria de seguridad para todos los países de Centroamérica.
Así se buscará dotar al Ministerio de Salud, la Caja Costarricense de Seguro Social y la Cruz Roja Costarricense de los recursos necesarios, pero en un plazo largo, ya que no se tiene una fecha para la entrega de este material. No obstante, será hasta la otra semana cuando se tome la decisión final.
Nosotros nos preguntamos, ¿y mientras tanto qué? Es cierto que las compras del Estado no se pueden realizar a golpe de tambor, y en un momento de crisis fiscal se requiere cuidar más el dinero. Pero en este caso lo que está en juego son vidas humanas.
Si en este momento apareciera un paciente con síntomas de Ébola, lo único que se sabe es que se le llevaría al Hospital de Alajuela si es adulto o al Hospital Nacional de Niños si es menor de edad, a salas que están equipadas para atender enfermedades altamente contagiosas. No obstante, el equipo médico que los atienda tendrá que hacerlo pensado en que podría contagiarse y hasta enfermar a su familia. La decisión no es sencilla de tomar.
De igual manera, es importante tomar precauciones para que situaciones de este tipo no se vuelvan a repetir. Es urgente entender de una vez por todas que el mundo ya no es tan grande como pensábamos y que en pocas horas cualquier enfermedad puede cruzar las fronteras.
No hay justificación para que nos tomen desprevenidos, sino que una vez puesta en evidencia la amenaza, de inmediato se busque la forma para contrarrestarla con la menor afectación posible.
