México ganador de la guerra española

Irrefutable, la Historia registra puntual los vaivenes del tiempo de siempre. Reloj de los días y veleta de los rumbos del mundo. Sí, caballeros, se cumplen 75 años del final de la pelea incivil que enfrentó en España a hermanos contra hermanos con la horrenda herencia de un millón de muertos, balance oficial de los frentes de lucha.

Niño de la guerra, 11 años, recuerdo bien el eco de aquel clarín de victoria: Españoles, la guerra ha terminado y las tropas nacionales han alcanzado todas sus objetivos. Mensaje radial de Fernando Fernández de Córdoba, leyendo el parte oficial del cuartel del General Franco, que implicaba también un aire de paz para los mutilados hogares del país.

Tres años de enfrentamiento sangriento sin pausas y con prisas segando vidas. Y cincuenta años de atraso, freno y marcha atrás, en el desarrollo de la nación. La trágica aventura comenzó el 18 de julio de 1936 cuando un sector militar se levantó contra el gobierno republicano, dividiendo la geografía de la piel de toro. En un sector los fieles al sistema y en el otro espacio, enfrente, los alzados. Dos banderas diferentes los identificaban.

Rojo y gualda, enseña de siglos y glorias, colores del bando amotinado. Rojo, gualda y morado distintivo del Gobierno atrincherado en la capital, Madrid. La iglesia católica apoyando a las huestes rebeldes. Los republicanos persiguiendo, más que aceptando, a los sacerdotes de su demarcación. Fusilar se transformó en el comodín vengativo.

El veterano general José Sanjurjo, exiliado en Estoril, Portugal, era el líder de los sublevados. Falleció al estrellarse su avioneta cuando pretendía incorporarse al alzamiento en la fecha de autos. Francisco Franco no fue elegido comandante en jefe sino hasta el primero de octubre/36 en Burgos, sede del movimiento. El caudillo, gallego de El Ferrol, mantuvo el poder por 40 años. Ramón Franco, famoso aviador de los incipientes periplos aéreos americanos, estaba alineado con el bando legalista. Hermano contra hermano.

La chispa que provocó el demoledor incendio surgió, tomó fuerza, el 13 de julio/36. Un comando del frente popular, amparado en las sombras de la noche madrileña sustrajo de su domicilio al líder de la derecha en el Congreso de los diputados, el exministro José Calvo Sotelo que amaneció asesinado en una cuneta de las afueras de la ciudad.

Enardecidos ánimos, repulsa de desquite, se manifestó, cual reguero de pólvora, por todos los rincones peninsulares porque también afectaba al Portugal de Salazar. Y, manos a la obra. La muerte violenta del extraordinario tribuno empujó al sector militar incómodo con la situación. El motivo para justificar sables y sangre estaba servido.

Cotejar y no confundir fechas es sana obligación historiadora. Hubo muchas otras, acaso menores respuestas, pero la primera gran revancha segó la vida del poeta más genial de la cultura hispana en el Siglo XX. El 18 de agosto/36 en Granada, su Granada, balas fratricidas apagaron voz y aliento de Federico García Lorca, inspirado bardo, héroe inimitable.

La izquierda radical, del ancho mundo, que fabrica historias a gusto y antojo de sus circunstancias, tejió la teoría de crimen franquista sobre el autor de “Bodas se sangre”. Al correr de los años, investigaciones serias descubrieron que, al calor de la trifulca nacional, en río revuelto, interesados parientes del eximio poeta, provocaron el penoso desastre humano. En verdad, Franco sería caudillo hasta dos meses después de tan lamentable suceso.

Y el 20 de noviembre/36 se forja el ajuste de cuentas más oportuno para las milicias populares, sostén y fortaleza del legal gobierno de la República. Detenido José Antonio Primo de Rivera, por poseer una pistola. Y es acusado de preparar una rebelión contra el poder establecido. El pequeño delito, cuando no había en el entorno persona alguna desarmada, terminó por ser causa de Estado. ¿Qué hacía en Alicante, geografía adversa, el fundador de la Falange, además Marqués de Estella?

Condenado a ser fusilado en el patio de la cárcel, dejó un texto, puño y letra, político/personal, que ha servido de inspiración a líderes de diverso signo. Por ejemplo, Fidel Castro, joseantoniano desde su formación en el Colegio jesuita de Belén, utilizó de guía el testamento de Primo de Rivera para su alegato “La historia me absolverá” tras ser hallado culpable de la montonera del Moncada, 26 de julio de 1953.

Falange española tradicionalista y de las JONS (Juntas de ofensiva nacional sindicalista), camisa azul y boina colorada, tras la fusión con los Requetés, pasó a ser, durante largas cuatro décadas, el partido único, impuesto soporte de la sociedad civil para el régimen de Franco. Fallecido el dictador, la España en democracia, libertad plena, no elige un solo diputado de procedencia falangista.

Cinco talentos, máximos, universales, legó el Siglo XX. Cuatro judíos (Freud, Einstein, Chaplin, Schonberg) y un español: Picasso.

El “Guernica” inmortaliza y simboliza la guerra incivil española. Los grises de brío y sabiduría del pincel malagueño asombran en primera impresión e hipnotizan a profundidad. Vale la anécdota: Algunos oficiales alemanes, porque los nazis disponían igualmente de gente educada, quisieron visitar, en la toma de París, cara a cara, el estudio parisino del ingenioso hidalgo, ya célebre entonces. Y lo lograron.

–¿Eso también lo hizo usted? . – preguntó uno, señalando al “Guernica”.

– Eso … lo hicieron ustedes – respondió el talante agresivo de don Pablo.

Alemania e Italia, principales potencias del Eje, se alinearon/ayudaron a la tropa, los nacionales, así decían, de Franco. Por el contrario, Inglaterra, Francia y la URSS se volcaron a favor de los republicanos, publicitados como los rojos. Y Stalin, además, sacando comunista tajada. España campo de ensayo que preparó la contienda mundial iniciada en 1939. Los stukas de Hitler, tremendo potencial aéreo, probaron su eficacia masacrando a Guernica, pequeña ciudad del País Vasco.

Resuelto el litigio sangrante, teñido de brutalidad, se amplió la diáspora. El Presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940) que simpatizaba con los republicanos recogió la abundante e inteligente cosecha migratoria. Una distinguida pléyade de investigadores, catedráticos, profesores, periodistas, científicos españoles halló refugio en México. La UNAM fortaleció sus bases para convertirse en el primer centro superior de Iberoamérica.

México apuntaló su desarrollo sin haber invertido tiempo ni dinero en la formación de tan selecta promoción de intelectuales consagrados. La modernidad europea aterrizó en casa azteca como quien topa con una mina de oro a flor de tierra.

La visión gestora de Lázaro Cárdenas tuvo la capacidad de superar complejos para aprovechar la semilla creadora. Al tiempo se desdeñaba el espíritu anti-español que rodeaba las controversiales expresiones muralistas de Rivera, Siqueiros y Orozco.

Hace pocos días, se reunieron las sociedades matemáticas México/España. Concluyeron, curiosamente, en un análisis serio, revelador, si tomamos en cuenta la enrevesada obsesión que acompaña al sentimiento formal al sur del río Bravo que no perdona a Hernán Cortés haber sido, con la Malinche, padres del primer mexicano de la historia. Eso sí, el idioma y la Virgen de Guadalupe santifican a los bravos gachupines con cada palabra que se modula. Cada día, cada hora.

Vaya: los expertos de uno y otro lado del Atlántico han sentenciado que México fue el único ganador de la guerra incivil española. Nunca es tarde. Apenas han transcurrido 75 años para reconocerlo. Y gracias al Cielo por vivir para contarlo.

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Miércoles 22 Octubre, 2014

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Por: José María Penabad López / [email protected]