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Opinión

Editorial

El deporte nacional nuevamente está en la picota informativa. Lo que debería ser un medio de esparcimiento, para botar el estrés y liberar endorfinas, se ha convertido en un hervidero de pasiones que se desbordan en forma de actos brutales, abusos y golpes.


Era normal, aun así incorrecto, ver el problema de las barras. Para ello se creó un proyecto que en este momento forma parte del ordenamiento jurídico costarricense. Lo que probablemente pocos imaginaban era que esta ley les caería como anillo al dedo a quienes en el ejercicio de su profesión como entrenadores o preparadores técnicos, de manera abusiva, han deshonrado el buen nombre del deporte y agreden a sus jugadores o a los del bando contrario.


El ejemplo más evidente y bochornoso tuvo lugar el pasado fin de semana, posterior a un encuentro de fútbol femenino, en donde el técnico del equipo de Moravia, Paul Mayorga, propinó una patada a una de las jugadoras del equipo contrario, la saprissista Ivonne Rodríguez.


Al parecer la joven simplemente festejaba el triunfo con sus compañeras, lo que a Mayorga le calentó la sangre y lo llevó a cometer tan cobarde acto. Si ver una agresión de un hombre a otro es algo reprochable, cuando los golpes se dirigen a una mujer, que además no es responsable de su coraje, se convierte en un acto repudiable.


¿Es este el ejemplo que queremos darles a nuestros hijos? Lo dudamos mucho. Este tipo de personas deberían estar en control psicológico de manejo de la ira. ¿Qué hubiera pasado si hubiese tenido a la mano una pistola o cualquier otro tipo de arma? Probablemente la cancha se hubiera teñido de sangre.


Es importante detenerse a analizar los hechos, las circunstancias que mediaron en este comportamiento tan vergonzoso. No obstante, sean cuales sean las razones que mediaron en este acto tan deplorable, el peso de la ley deberá caer sobre el timonel.


¿Qué está pasando en la sociedad costarricense? ¿Será acaso producto de la agitación en que vivimos, que hace que lo que antes era diversión, al pasar a ser un compromiso se convierta en una carga muy difícil de llevar?


Los ticos queremos ir a los estadios a disfrutar de un bonito espectáculo, a gritar, a llorar o reír con las cosas que ahí suceden. No deberíamos comenzar a cuestionarnos si llevamos a nuestros hijos.


El fútbol ha logrado despertar las más profundas pasiones, pero esto no debe justificar actos como el de este fin de semana. No estamos de acuerdo con el arbitraje, las jugadas o las actitudes de algunas personas dentro de la cancha, debemos aprender a controlar nuestro carácter porque de lo contrario lo que debería ser una actividad saludable y familiar podría llevarnos a la muerte.


Hay que saber perder y ganar porque de eso se trata la vida.

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Martes 30 Septiembre, 2014

HORA: 12:00 AM

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