Siempre fue madrugona porque su trabajo como pregonera la obligó a estar de pie cuando aún el sol no había salido y gran parte de la gente todavía dormía.
Trabajó por años como pregonera, siendo uno de sus principales ingresos la venta de DIARIO EXTRA. Su puesto se ubicaba en la esquina norte de Correos de Costa Rica, en San José, este martes despertará con 108 años de vida sobre sus hombros.
Llegar hasta esa edad no fue nada fácil para esta madre de tres hijos oriunda de León, Nicaragua, de dónde emigro en 1946 a Costa Rica para abrirse camino.
“Ella se levantaba a las 3 de la mañana y a las 4 iba saliendo para San José a comprar los periódicos para que cuando la gente pasara para sus trabajos los comprara”, recuerda su hija Magdalena, quien reconoce en su mamá todo un ejemplo de lucha y trabajo.
La dedicación al trabajo y a su familia hizo que Mama Tina tuviera lo necesario para contar con un techo y además se ganó el amor, el respeto y la admiración de sus sus tres hijos, 10 nietos y 17 bisnietos, quienes están orgullosos de tener esta centenaria abuelita.
En el Barrio Cañada del Sur también se ganó la reputación de pulseadora y quienes la conocieron cuando aún se ganaba los frijolitos pasan a preguntar por ella.
Su nombre de pila es Cristina Calderón Polinaris, pero de cariño todos le dicen Mamá Tina. Ella vendió DIARIO EXTRA y otros periódicos hasta que cumplió 102 años, cuando a pesar de su insistencia, la familia no la dejó trabajar más.
“Yo la iba a dejar en taxi a la esquina del Correo y luego pasaba a recoger los periódicos, sin embargo, después nos preocupó por su problema de la vista y decidimos no seguir llevándola, aunque ellas nos pide una y otra vez que la llevemos”, destaca Yensy, quien vive con ella.
DE SAN SEBAS
Mamá Tina vive con una de sus nietas en Cañada Sur, en San Sebastián, donde conversamos con ella por varios minutos y nos dejó sorprendida por su lucidez.
Hablamos de su cumple y de cómo llega a los 108 años.
“Qué va , ya ni me recuerdo, ¿cuántos son?, pero son muchos. Lo que quiero que me regalen son pañales”, son las pocas palabras que le sacamos en nuestra corta conversación.
Con la venta de periódicos Mamá Tina cumplió el sueño de tener un techo propio que luego repararon sus hijos y nietos y donde ahora vive con ellos.
“Aquí nos criamos y ella es muy querida por los vecinos. Todos los días preguntan por ella y parece mentira pero los reconoce por la voz, porque ya perdió la vista”, afirma Yensy.
La centenaria abuela no pierde la costumbre de pedirle a su nieta que la lleve a trabajar. “Ella sufre el no poder salir, desde hace seis años tomamos la decisión de no dejarla ir hasta la esquina porque por su falta de vista confundía las monedas”, destaca Yensy, quien asegura que todos los nietos y bisnietos están orgullosos de ella, porque les enseñó que para alcanzar las cosas en la vida hay que trabajar.
“No es cualquiera que tiene una bisabuela de 108 años. Cuando voy al mercado la gente que la recuerda, me preguntan cómo está y luego le cuento a ella y se poner feliz que le manden saludos”, detalla Telsy Ramírez, otra de las nietas.
La vida de esta expregonera estuvo regida por la honradez y el trabajo y su nieta Yensy recuerda que no le gustaba que pidieran prestado ni plata, ni comida, a ningún vecino.
“Era muy estricta con nosotros, no nos dejaba que anduviéramos en la calle ni en juntas. Más bien muchos de los amigos de la infancia la recuerdan cuando nos regañaba y nos mandaba a hacer oficio cuando llegaban a buscarnos a la casa”, recuerda una de sus nietas.
CON TODA LA PATA
A Mamá Tina lo que le fallará será su corazoncito porque según el médico que la revisó está con toda la pata a sus 108 años.
Le falla su vista, sin embargo cuando llama a la gente sean familiares o vecinos los reconoce apenas hablan porque el oído lo tiene bien fino, según lo comprábamos cuando se arrimó uno de sus bisnietos.
Ella come de todo, aunque poco, no le niega el diente a ninguna comida quizá ese sea el secreto de su buena salud. Hay quienes creen que su dedicación al trabajo la mantuvo para que llegara a esta avanzada edad.
Sus hijos y nietos quieren mediante este reportaje rendirle homenaje a una luchadora que entregó sus fuerzas y juventud por la familia que la tendrá hasta cuándo Dios se las preste.
“Aquí se quedará con nosotros hasta cuando así lo disponga Dios. No pensamos dejarla en ningún asilo después de todo lo que dio por nosotros. Aunque es difícil su cuido por su edad, lo haremos hasta cuando ya no despierte más”, subraya su hija Magdalena.
