“Todos podemos participar en el gobierno de nuestros asuntos”*

Los tiempos lo permiten, la tecnología es una herramienta fundamental que reduce esos espacios que por décadas se fueron ensanchando entre gobernantes y gobernados. Ella nos permite acercarnos a esa democracia primitiva en donde gobernantes y gobernados tenían el mismo nivel de acceso y conocimiento de los asuntos públicos. El presidente electo Luis Guillermo Solís supo leer este contexto y en su discurso de toma de posesión prometió que el pueblo tendría la posibilidad de escrutar día a día sus acciones y que sería una prioridad en su gestión el uso de recursos tecnológicos para ayudar a hacer más transparente los procesos de toma de decisión y la eficiencia del Estado.

Lamentablemente al final de estos primeros tres meses tenemos que señalar que el cristal de la casa está empañado. El sitio web de Casa Presidencial pasó en construcción, los perfiles en redes sociales tienen poca o casi nula interacción, los sitios web de varias (por no decir todas) instituciones públicas están desactualizados, aún con información de jerarcas y acciones del gobierno anterior, los correos los contestan muy tarde y sin la información solicitada, en fin. No dudo que la intención de transparencia está, es entendible que requiere una tarea operativa que el gobierno principiante no ha logrado realizar. En esto, como en varios otros puntos mencionados en este primer discurso, la intención tiene que volverse acción.

Se vuelve urgente corregir esta falla en la transparencia y la comunicación pues es una de las razones que dificulta reconocer claramente las labores realizadas en estos 100 días. Sin embargo, hay tres elementos que aportan en la construcción de un balance de este periodo:

Situación heredada. El nuevo gobierno entró a trabajar con un escenario político complejo: una Asamblea muy fraccionada, con la bancada oficial más pequeña de la historia y poco cohesionada y con expectativas muy altas de varios sectores antagónicos. Esto se complementa con un difícil escenario económico: déficit fiscal y desempleo creciendo, tímido crecimiento de la economía, pobreza estancada, presión sobre la política cambiaria y aumento en el costo de combustibles y electricidad.

Manejo de crisis. Bien lo dice Weber, la política es por esencia conflicto. Este gobierno enfrentó problemas que se arrastraban de administraciones anteriores, la huelga de los educadores y las tierras en Salitre, son solo dos ejemplos, en ambos el gobierno no logró solución, con los educadores requirió la mediación de la iglesia y aún continúan ajustes en el sistema de pago y en Salitre inicio un proceso de consulta que pronosticaron se extendería por varios meses, los avances de esta consulta a hoy son desconocidos.

Propuesta programática. En palabras del ministro de la Presidencia, Melvin Jiménez, el gobierno está tomando el pulso a la Administración del Estado y abordar el Estado de la Cuestión. Sin embargo, se han visto acciones en atracción de inversión extranjera, mejoramiento de infraestructura con intervenciones en la red vial y pequeñas acciones para intentar mejorar las finanzas del Estado. La cantidad de proyectos enviados para el periodo extraordinario de la Asamblea no permiten identificar alguna ruta programática.

Estos tres elementos, nos permiten sacar conclusiones del estilo de gestión de estos primeros días de gobierno de Luis Guillermo Solís. Hay guiños de más diálogo y más consulta, tanto para las decisiones macro como para las cuestiones más de trabajo cotidiano de gobierno, hay más voluntad para apoyar políticas que favorezcan a sectores vulnerables. Pero también, esta administración ha estado llena de contradicciones, traspiés y simbolismos.

Hay una ausencia de una agenda clara que pone en duda su capacidad y liderazgo.

*Frase de T. Jefferson

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Jueves 21 Agosto, 2014

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: María Fernanda Avendaño Mora