Un grupo numeroso y muy bien organizado está dejando sin árboles de cocobolo a Guanacaste y el extremo norte de Puntarenas para exportar esta madera preciosa a países como China e India donde pagan hasta ¢30 mil por pulgada, mientras que en suelo nacional el precio ronda los ¢5 mil como máximo.
Estos infractores a la Ley Forestal cortan los alambres de púa y se meten de día a las fincas para realizar una labor de inteligencia que dura varias horas para constatar el movimiento de personas y posteriormente seleccionan la zona donde van a “trabajar”.
Días después y en horas de la noche llegan con sus motosierras, machetes y mochilas, donde echan comida y agua para empezar con la corta de los árboles.
Con una yunta de bueyes o dos caballos que tienen amarrados a una cureña extraen las trozas de medio y hasta un metro de diámetro, que parten en tucas de 4 metros que transportan hasta fuera de la finca, donde los espera un vehículo cerrado sin rotular para llevarlas a un centro de acopio.
Durante el recorrido un chofer denominado “campana” viaja adelante en un carro liviano para avisarle al transportista si la policía tiene algún retén en carretera.
Fuentes cercanas a la investigación aseguraron a DIARIO EXTRA que en una sola noche este grupo delictivo ha logrado extraer de una finca hasta 45 mil pulgadas de cocobolo. Los centros de acopio estarían ubicados en Puntarenas y Nicoya.
DE NUNCA ACABAR
Cifras de la Fuerza Pública revelan que desde el año 2012 a la fecha se han detenido más 70 personas con su equipo de trabajo en mano, mientras que en la oficina regional del OIJ de Nicoya, las denuncias se suman por decenas.
Alexander Rodríguez, subjefe de la Fuerza Pública de Santa Cruz, explicó al Periódico de Más Venta en Costa Rica que la situación es de cuidado.
“Nos hemos dado a la tarea de seguirle la pista a estos sujetos que se meten a robar madera fina en las fincas ajenas. Este delito se tipifica como crimen organizado y consigna penas de varios años de cárcel”, detalló.
El jefe policial agregó que el daño que se le hace a la ecología es irreparable.
“Al parecer los orientales los utilizan para reparar veleros de turistas y para eso están deforestando todo Guanacaste, al paso que vamos en menos de un año no tendremos árboles de cocobolo”, acotó.
EQUIPOS COSTOSOS
Este tipo de taladores portan equipos muy caros, cada motosierra tiene un valor de hasta ¢1 millón, un caballo mal llamado “salchichón” lo compran en ¢300 mil, mientras que una carreta de madera vale, según la policía, ¢500 mil. Una yunta de bueyes la adquieren aproximadamente en ¢4 millones, por lo que es notable que este grupo delictivo invierte buena cantidad de dinero para hacer la operación maderera.
Es por eso que la tala de estos árboles maderables que son de clima seco y muy duros de cortar no ha parado en sectores de Guanacaste como Santa Cruz, Nicoya, Cañas, Bagaces, Tilarán, Filadelfia y Carrillo.
Jorge Araya, fiscal ambiental de Santa Cruz, confirmó que hay decenas de investigaciones en torno al caso y que las averiguaciones continúan.
“Existen varias causas en la zona y se han pasado por flagrancia por la movilización de madera de este tipo que no cuenta con la documentación respectiva. Otras detenciones no se pasan por este delito al no tener los requisitos, pero si se lleva la investigación en la vía ordinaria y se mantienen las diligencias para tratar de dar con los responsables”, explicó.
Araya agregó que se puede estar detrás de otros delitos como uso de documento falso donde este grupo pueda tener una guía para alterar papeles y así tratar de movilizar la madera sin mayores problemas.
ÚLTIMO DECOMISO
La Fuerza Pública de Nicoya, realizó este fin de semana el último decomiso de 32 tucas de cocobolo a dos hombres que viajaban en el camión placas CL-26412 por el centro de la ciudad colonial.
Según las autoridades, los transportistas son vecinos de San José y al parecer se dirigían a un centro de acopio ubicado en Nicoya, pero tras la acción policial no llegaron a su destino, por lo que ambos quedaron a la orden de la fiscalía por infringir la Ley Forestal. Igualmente el camión y la madera fueron decomisados.
El árbol de cocobolo es de mediana altura, cuyo tronco por lo general es muy grueso en relación con su tamaño y casi siempre se divide en dos o más troncos de forma irregular, casi nunca son rectos. El corazón, que es lo más perseguido por estos taladores, tiene un color oscuro.
