La cárcel no fue obstáculo para veinticinco privadas de libertad quienes no se quedaron con los brazos cruzados, y decidieron incorporarse a la panadería que tiene la cárcel de menores en San Isidro de Heredia, misma que abastece los quince centros penales del país.
Vienen de la cárcel de mujeres El Buen Pastor luego de que técnicamente calificaron para el régimen abierto con el que cuenta el sistema penitenciario, luego de que las privadas de libertad se ajustan a la normativa institucional deben poseer el expediente limpio para poder trabajar donde se ganan el salario mínimo por ley.
Este proyecto inició en junio del año 2006 en La Reforma, que por razones de seguridad se trasladó y desde entonces ha sido exitoso.
Para convertirse en panaderas las reclusas cumplieron con los cursos impartidos por el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) de manipulación de alimentos y pastelería entre otros, allí están alrededor de seis meses, de lunes a viernes, y los fines de semana visitan a sus familias. Jorge Barrantes, jefe del departamento industrial y agropecuario, manifestó a DIARIO EXTRA que los bollos que se hacen son salados y dulces.
“En La Reforma es donde se da el mayor consumo de pan, el gusto es más por el salado a pesar de que también hacen dulce.
Pasan todo el día de pie amasando y horneando. Las muchachas tienen una conducta adecuada, son muy trabajadoras y la idea es que aprendan un oficio para ejercerlo al salir”, explicó.
Barrantes agregó que las integrantes del grupo son privadas de todos el país, las cuales han sido condenadas por diferentes delitos en los que destacan infracción a la ley de psicotrópicos, y delitos contra la vida, principalmente.
EL VERDADERO 2X1
Desde el año 1971 se aplica en las cárceles el verídico 2x1, es decir por cada dos días de trabajo, o estudio, se le descuenta uno de prisión, el cual se le certifica al juez de ejecución de la pena cuatro meses antes de que cumplan con la condena.
Dicha adjudicación ha calado entre los reos, quienes se han visto motivados en buscar superarse mientras permanecen tras las rejas. Es así como muchos, una vez que cumplen su tiempo, se instalan su propio negocio, o encuentran empleo gracias al oficio que aprendieron estando guardados.
Para las mujeres el panorama no ha sido tan fácil, pues se les dificulta conseguir un lugar para laborar. Debido a esto muchas optan por participar en cuanto programa se abre, eso sí, siempre y cuando cumplan con los requisitos.
