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Opinión

De espionaje y otros demonios

La denuncia interpuesta por DIARIO EXTRA, y otros medios de comunicación nacional, contra el actuar del Poder Judicial en el tema del espionaje telefónico requiere de respuestas urgentes.


El país entero ha sido testigo de la forma inescrupulosa en que la policía judicial y la Fiscalía metieron sus narices en el trabajo de un periodista y una empresa dedicada al negocio de la comunicación con 35 años de experiencia y reputación.


Claro está, a alguien le incomoda algo y eso urge saberlo.


La fundamentación de los incriminados en tal intromisión no justifica los actos, tener una necesidad urgente de conocer con detalle la lista de informantes de un reportero muestra solo la intención de ir poco a poco silenciando no solo a los medios, sino también a los funcionarios honestos que denuncian anomalías en sus oficinas.


¿Qué temen algunas dependencias del Poder Judicial?, su función es administrar justicia no ejercer acciones típicas de regímenes autoritarios y déspotas, jamás podría pensarse que desde el tercer poder se gesten comportamientos tan baratos como el acaecido días atrás.


La denuncia de espionaje no es un show como quiso hacerlo ver el Fiscal General de la República tratando de desacreditar un hecho que a todas luces huele mal.


Es una verdad, señor a sus personeros, se les pasó la mano y amparados según ustedes en la ley pincharon con descaro nuestras comunicaciones. Les incomodó que acá supiéramos de la tentativa de homicidio entre jueces, o acaso del OIJ que daba custodia a un ciudadano que fue secuestrado y hoy parecer ser que aquello fue toda una trama para sacarlo del país.


No don Jorge, acá en esta redacción sabemos dónde estar parados, no hay criminales y gente cuestionada, no requerimos de ser husmeados por agentes de la Sección de Estupefacientes y menos por fiscales de Crimen Organizado, cuando usted más que nadie sabe que las puertas están abiertas.


¿No cree que ese dinero destinado a una investigación que no tiene ni pies ni cabeza puede ser usada para seguirle el rastro a la buena cantidad de narcotraficantes y hasta lavadores que se contonean en el país?, muchos de cuello blanco como de su boca ha salido, de hecho en declaraciones suyas dadas en la Asamblea hasta de dinero sucio se embarró a los políticos y eso está grabado.


No, la libertad de expresión no es un circo y por algo sus jefes máximos de la Corte están metiendo el acelerador al caso, pues desde donde se mire atenta contra el derecho del pueblo a estar informado, trasgrede el derecho de reserva de las fuentes y la libertad de expresión en todos los sentidos.
Definitivamente el rompecabezas se va armando con paciencia, el expediente en manos de la Fiscalía Adjunta de Delincuencia Organizada muestra con lujo de detalles el objetivo de la investigación y la forma improcedente en que empleados judiciales recabaron pruebas y manipularon información para saber con quiénes hablamos. ¿Será posible que la emprendan con tanta gente que interactúa con DIARIO EXTRA?, pues para señalarlos con filtrar información tienen que estar tan seguros como si la hubiesen escuchado o ¿nos equivocamos? De lo contrario intercambiar palabra no es incorrecto en la Ley Orgánica del Poder Judicial.


Hasta embarrada sale la presidenta de la Judicatura, la jueza Adriana Orocú, quien en un acto contrario a la confidencialidad y la ética se muestra complaciente en delatar al periodista Manuel Estrada y como si fuera poco, aprovechando la relación de amistad existente entre ambos, se sirve de carnada para sacarle información y pasarla sin el menor de los reparos a los fiscales a cargo de un caso que podríamos decir nació muerto.


Las bajas pasiones salieron a relucir, este emblemático caso dejó en evidencia a más de uno que filtraba información y al verse en el ojo del huracán prefirió soltarse de lengua en deterioro de la lealtad y la dignidad profesional.


La labor de la fiscalía fue tan intensa que se metieron a jugar en las grandes ligas, dueños y amos de la verdad, abusando de sus potestades, propietarios únicos del dedo acusador, líderes indiscutibles de la estrategia se fueron de frente contra el periódico del pueblo, el que no calla nada, que no soporta silencios y enseña al país la realidad de cómo andan las cosas.


¡Qué miedo da saber que desde esas oficinas se pueden gestar acusaciones basadas en pruebas falsas, en situaciones ficticias, que comprometen la verdad de los hechos y dejan en tela de duda la justicia costarricenses!


¿Será acaso que más de un teléfono ha sido registrado o rastreado ilícitamente con fines inciertos?


Ni el cierre de las oficinas de prensa, ni la incomunicación oficial, ni los golpes, ni los insultos, ni las amenazas y menos las acusaciones remontadas en la falsedad van a poder silenciar al más vendido.


Esperamos que la Sala Constitucional se pronuncie sobre la ilegalidad del rastreo, que emita criterio y jurisprudencia, que impidan actos similares en el futuro. Que los Magistrados den su lugar a la libertad de prensa y expresión, pero ante todo pongan un alto a situaciones engorrosas y abusivas desprendidas de las dependencias judiciales pues no es sano para un país y sus ciudadanos que tanto confían en la administración de la justicia.

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Martes 28 Enero, 2014

HORA: 12:00 AM

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