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Opinión

Editorial

Para nadie es un secreto que en Costa Rica la incapacidad de tomar decisiones es casi un deporte, y un mal el cual se encuentra a diario y en todo nivel porque no excluye la vida cotidiana de muchos.

 

Ese padecimiento tan común no es cosa única de una parte del ciudadano promedio, desgraciadamente también lo vemos en ámbitos los cuales marcan la vida del país dentro de instituciones, Gobierno y no puede faltar la Asamblea Legislativa.

 

El más reciente de los casos incluso trae cola para los señores Padres de la Patria, se trata de la falta de aprobación del proyecto de Ley para regular la fecundación in vitro.

 

Esto porque venció el plazo dado al país por parte de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para que contara con una normativa para regular la técnica. Los diputados, frescos como una lechuga, ni siquiera han chistado sobre la responsabilidad caída sobre sus hombros desde hace varios meses.

 

Posiblemente la atención se desvió con la llegada de la contienda electoral, pero si bien es cierto ante el anuncio de algunos de los proyectos de Ley para el nuevo periodo de sesiones extraordinarias tampoco ha trascendido si la iniciativa está en lista, aunque no sorprendería su próxima incorporación en esa nómina.

 

Cierto, se trata de un asunto delicado donde también se ciernen muchos intereses a favor y en contra de la práctica de fecundación in vitro, sin embargo lo cierto es que sobre Costa Rica ya existe una orden ineludible para el país.

 

A nadie posiblemente le guste que un órgano independiente le dicte un plazo al Estado para aprobar una Ley, pero la disposición debe acatarse tratándose de una República respetuosa de la legalidad y los derechos humanos como ciertamente lo somos.

 

Son los diputados los llamados ahora a enmendar la torta que se han jalado, la cual por cierto les acarreará una demanda en su contra por incumplimiento de deberes, según lo anunciado por el abogado de las parejas costarricenses que empujaron el caso ante la CIDH.

 

Pero más allá de la ejecución del cumplimiento de un plazo, se vuelve imprescindible que la norma a salir finalmente cumpla con todos los requisitos para garantizar una práctica apegada a los valores y seguridad de los pacientes, con rigurosos controles y donde se pueda evitar un negocio millonario que pueda atentar incluso contra la integridad de los retoños fruto de dicha técnica.

 

Debe cerrarse una serie de portillos peligrosos o que dejen en el aire por ejemplo qué hacer con los óvulos fecundados que no sean implantados en las futuras madres.

 

Se hace necesario que la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) pueda tener las herramientas necesarias para poder asumir las responsabilidades que en esta materia le corresponden.

 

Este es un asunto delicado que toca las fibras más sensibles de aquellos ciudadanos deseosos de tener hijos por este método, un deseo noble y que no debe ponerse en riesgo. Es por ello que el contenido de la Ley debe discutirse hasta el fondo de manera que haya certeza de un texto final sin ambigüedades, goles o portillos. Sobre ello seguiremos la pista.

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Lunes 02 Diciembre, 2013

HORA: 12:00 AM

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