Editorial
El mundo actual es cada vez más exigente, obligando a las mujeres a emprender proyectos no solo personales, sino también profesionales.
La concepción de la madre de familia en casa, atendiendo las necesidades propias del hogar dio un giro de 180 grados. Los hijos, los padres, parejas y demás seres queridos siguen ocupando la prioridad, pero eso fue complementado con las oportunidades del mercado laboral. Es una amalgama.
Hoy ese trabajo tenaz y sin descanso se transportó a las empresas públicas y privadas con gran atino.
Las mujeres incursionan en sectores impensables, con resultados incalculables. La fuerza laboral femenina ha roto todos los esquemas y derribado barreras antes inimaginables.
Hoy en puestos de gobierno como la máxima jerarquía de un país o llevando las riendas de una compañía, podemos ver a jóvenes, madres abnegadas y esposas, pero ante todo profesionales de categoría.
La superación no tienen límites, no hay fuerza sobrenatural que pueda traerse abajo el empeño, la ilusión y el amor que una mujer pone en cada actividad que desempeña.
El tiempo es justo y las decisiones acertadas, aquellas que fuimos concebidas de la costilla de un varón por el precepto cristiano, sabemos lo que cuesta la vida y por ello ponemos empeño y entusiasmo en cada respiro, en cada palpitar.
Las mujeres reconocemos muy bien esos esfuerzos y somos capaces de desprendernos de lo más valiosos para hacerlos visibles. Con esa idea nace el Programa de la Mujer Empresaria promovido por la Cámara de Comercio de Costa Rica.
El proyecto busca rescatar a aquellas emprendedoras que se encuentran inmersas en el quehacer diario nacional y buscan alternativas para mover el motor de la economía y con ello dar oportunidades de superación a otros.
La noche de este jueves, cinco mujeres fueron galardonadas con el Premio Alborada. Todo un honor.
En la lista de las elegidas figuran la periodista Pilar Cisneros, con 40 años de trayectoria en el periodismo nacional, tenaz y crítica. La empresaria Noelia De León, propietaria de la empresa Konig, visionaria y dedicada. Gabriela Gutiérrez, gerente de Walmart de Costa Rica, una profesional de armas tomar. Maureen Clark, sin duda una funcionaria de Estado consciente de la igualdad de género. Bertha Abarca, otra empresaria que no se vence ante las tempestades y doña Inés Sánchez de Revuelta, mujer de trayectoria y experiencia .
Estas señoras son una muestra de la dedicación y el desprendimiento, pero además de la perseverancia. Son más que empresarias destacadas, dirigen sus hogares con rumbo prometedor e inculcan en sus hijos ese sentido de superación.
El país requiere de más mujeres, de opciones y soluciones. Los retos que enfrenta la población femenina nacional no son sencillos, la sociedad sigue lapidando los deseos de superación.
Las cifras lo dice, más del 40% de las mujeres insertas en el mercado laboral son subcontratadas, tienen horarios inestables y reciben pagos menores a los estipulados por ley en comparación con los hombres. Eso es discriminatorio y abusivo.
Peor aún, se ha detectado que una buena parte de los patronos ni siquiera les dan garantía como seguro, riesgos del trabajo e incapacidades poniendo en total riesgo su integridad física y emocional.
Con propuestas como la gestionada por la Cámara podríamos, las mujeres, transitar mejor en una sociedad que no olvida el asunto del sexo débil, invisibilizando cada detalle. Parece mentira que pleno siglo XXI sigamos tejiendo historias de discriminación de género.
Somos las mujeres las primeras llamadas a quebrar el delgado cristal que nos separa de los hombres. Debemos sepultar esos prejuicios y estereotipos que muchas veces llevamos grabados en nuestras mentes.
No hay diferencias apenas que las físicas y eso no determina el ímpetu. Es hora de poner en marcha más programas dirigidos a las féminas, de exigir políticas públicas equitativas y de pedir a los representantes mano dura con quienes pretenden seguir usando argumentos machistas.
